La suplantación de identidad, también llamada phishing tiene cómo objetivo acceder a tu información personal. El ataque puede iniciarse a través de un correo electrónico o sitio web en el que cómo víctima puedes verte coaccionado para compartir información personal o pulsar un enlace de descarga que instala software malicioso en tu dispositivo.
Por ejemplo, recibes un correo en el que se te informa de que ganaste un sorteo. Todo lo que tienes que hacer es enviar tu información personal y bancaria y el producto te llegará en cinco días hábiles.
A veces, los piratas aprovechan marcas conocidas para que sus ataques funcionen mejor. En este tipo de ataques, podrías recibir un correo de Google, con su logo e información de contacto, en el que se te pide que actualices tu contraseña por razones de seguridad. Cuando haces clic en el enlace, entras en una página de Google falsa que te solicita tu contraseña actual así como la nueva.
En ambos casos, te engañan para que facilites tu información de forma voluntaria. Aunque te creas capaz de detectar estos ataques sin caer en ellos, los piratas no dejan de mejorar sus tácticas. Hay ataques que usan tus actividades preferidas e intereses para que desconfíes.
Un ataque de suplantación de identidad puede poner tu mundo patas arriba. Pero hay medidas que puedes tomar para no caer en la trampa.
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